domingo, 8 de noviembre de 2009

El Museo Thyssen vivió el esplendor industrial romano


La excavación halla mosaicos y muros de sillares de una gran factoría de salazones.


Cuatro años de intenso y duro trabajo para lograr ser un ejemplo de la defensa y la puesta en valor del patrimonio histórico de la ciudad. El edificio para el futuro Museo Thyssen se ha convertido a lo largo de los siglos en el ´guardián´ de los testigos arqueológicos que prueban la evolución histórica de la ciudad desde el siglo III hasta la actualidad. Este acervo arqueológico se pondrá en valor en la zona del sótano de la pinacoteca.

Que Málaga se convirtió en el centro de producción de los salazones desde el siglo III al V es una realidad totalmente constatada por la arqueología. Esta industria jugó un papel muy importante en la Málaga romana, desde donde se exportaban estos productos y los derivados del pescado a todo el Mediterráneo. Y uno de los centros neurálgicos de esta actividad está en el subsuelo del antiguo Palacio de Villalón, que ha cobijado en sus profundidades los ejemplos más claros de este esplendor industrial de la etapa tardorromana, que sitúan el solar como una de las zonas de más actividad manufacturera de la ocupación romana.

La intervención arqueológica, que ha sido codirigida por los arqueólogos de Arqueosur, Pedro Sánchez y Alberto Cumpián, en coordinación con el departamento de arqueología de la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento, ha sacado a la luz restos de la zona de servidumbre y de preparación de los salazones, pavimentos de opus signinum y una tumba cubierta de tégula a dos aguas de época tardorromana. Entre los hallazgos más destacados está la aparición de restos de un suelo de mosaicos bicolor con motivos geométricos que reproducen celdillas de abeja de los siglos III-IV, que correspondían a las casas de los empresarios o propietarios de esta fábrica de salazones. "Esta solería está relacionada con las aparecidas en dos intervenciones en la calle San Telmo", detalla la arqueóloga municipal, Carmen Peral.

Los muros de las viviendas, de opus incertum, un cal y canto con aparejos de mampostería, se reutilizaron para insertar las piletas para el pescado.

La importancia de los vestigios descubiertos en la excavación, que se ha dividido en varias fases en estos cuatro años, obligó a cambiar el proyecto y a acometer un programa de micropilotaje para construir sobre ellos sin dañarlos para su conservación y preservación en los bajos del edificio.

Y es que en la tercera fase de la intervención, en la zona de la fachada de la calle Compañía (en la zona del sótano del museo), se localizaron varios muros de sillares labrados ex profeso y en buen estado de conservación, que delimitaban la factoría y el eje urbano de la calle. Uno de ellos se ha desmontado y se ha restaurado para su colocación en la zona de acceso al sótano arqueológico.

El sótano albergará los ejemplos más significativos de las excavaciones y mostrará en el recorrido museístico una lectura completa de la historia de Málaga desde el siglo III hasta la actualidad. La visita a los restos se completará con diversos audiovisuales sobre la evolución de los trabajos en el edificio, los restos arqueológicos aparecidos, el proceso evolutivo de la ciudad y otro sobre los materiales rescatados.


Fuente: La Opinión de Málaga