jueves, 22 de octubre de 2009

Paréntesis recupera ´El domador´, de Rafael Pérez Estrada


Un asesino hermoso, joven y sucio; un escritor preocupado por escribir demasiado sobre el Mediterráneo, y, por ende, por terminar muriendo ahogado en su propia poesía; muñecas que palidecen a los pocos días de morir su infantil propietaria... Son algunos de los protagonistas de ´El domador´, uno de los compendios más singulares del ya de por sí muy singular escritor malagueño Rafael Pérez Estrada. Lanzado en 1995 y ´preso´ de una edición exquisita pero de difícil acceso –como buena parte de la obra del fallecido autor–, Paréntesis, dentro de su Colección Orfeo, recupera el volumen añadiendo un prologo de Jesús Aguado, colaborador de La Opinión de Málaga.Escribe Aguado que "una sociedad sana necesita de las imágenes para afrontar con garantía sus proyectos. Rafael Pérez Estrada ha sido un caso paradigmático y una cumbre en el contexto de la imaginación. Sus imágenes son botones, interruptores que fosforecen en medio de la nada". Y lo confirmó el propio autor: "Lo inesperado, lo sorpresivo, la profundidad de una metáfora o el inexplicable sentido de una imagen que jamás antes intuimos nos produce un placer que en sí mismo es el premio al esfuerzo, a la energía empleada en el acto de la creación", declaró en una entrevista de 1996. Valga ´El domador´ como una buena puerta de entrada al universo de Pérez Estrada, abogado, dibujante, poeta, narrador y autor de aforismos que murió en el año 2000, cuando su nombre dejaba de ser pronunciado exclusivamente en los corrillos literarios más exclusivos y apuntaba a la gloria más o menos generalista. Escribió de sí mismo Rafael Pérez Estrada en 1972: "He publicado cinco libros, todos en ediciones de bibliófilo, la verdad, espero una oportunidad, pero no me parece serio sentarme a pedirla a la puerta de los mandarines, porque ya lo he hecho. [...] Prefiero los libros que aun no he escrito o no he publicado, sobre todo sus títulos: ´Informe´, ´Edipo aceptado, los sueños´, ´Jardín de Sebastián, para esta casa el nombre´, ´Andrógino, suite, sacramentalmente blue´ y más". Treinta y siete años después, nueve después de su muerte, Pérez Estrada sigue conservando el poder genuino de la imagen, la palabra y la emoción, y los títulos de los libros que no escribió siguen sonando la mar de bien.


Fuente: La Opinion de Málaga